30 de enero de 2015

Los “yo no soy Charlie” del discurso de gente autoproclamada “de izquierda”

Desde hace unos meses sigo con atención en Facebook las opiniones de un grupo de gente unida por discursos que ellos presentan como “de izquierda” y que deberían revisarlos para adaptarlos a lo que estimo es su verdadera identidad ideológica: la reaccionaria.
Y como estamos en un año especialmente traumático en cuanto a sucesos locales e internacionales y, además, en año electoral, me propuse no dejar de contestar clichés, de mostrar contradicciones graves, y aceptar el debate allí donde me den lugar, con el espíritu abierto al intercambio.
Aunque parezca difícil de creer, el texto que publicara E. M el 20 de enero, contó con varios “me gusta”.
Nobleza obliga, destaco especialmente que E. M no borró mis comentarios de su cuenta, pudiendo hacerlo. Es una actitud valorable más allá de que nuestros posicionamientos ante los temas planteados estén en las antípodas.

Aquí va su texto y, luego, mi respuesta.  

Post en Facebook de E.M (hago un copiar/pegar)
"Charlie Hebdo un pasquin de cuarta, de mal gusto, agresivo y vulgar con un tiraje de 30000 ejemplares pasa a editar 7 millones de ejemplares, de la manera mas increible y fuera de toda logica humana, estetica, de derechos etc, etc. 18 muertos en Francia, y una cantidad mucho màs importante a nivel mundial. Salen a la calle 3 millones de personas para defender la « libertad de expresion » y manifestar el repudio al terrorismo integrista islamico.....
18 muertos = 3 millones de personas en la calle y 7 millones de Charlie vendidos..... de terror!!
Porque no salieron esos 3 millones a manifestar contra el verdadero aparteid que se aplica en los barrios perifericos de paris contra la comunidad munsulmana? porque ahi en esos barrios no todos son integristas, ni terroristas, ahi vive una comunidad que a duras penas llega a integrarse al sistema, alli viven madres, niños, abuelos que nada tienen que ver con toda esa violencia.
Porque no intervinieron hace tiempo en esos lugares donde una minoria trafi'ca la cocaina en toda libertad, iponiendo leyes y pudriendoles la vida a la gente? es esa misma cocaina que se consume en las discotecas, en los clubes privados y en buena parte del medio politico que son el negocio que los mantiene en el poder con el enorme beneficio que genera,
Porque no salen los 3 millones a la calle?
Porque esos 3 millones no salen a manifestar cuando los paises ricos generan miseria economica en los paises mas debiles?
Porque no salen los 3 millones cuando se invaden paises y derrocan gobiernos que rechazan vivir humillados? Porque no salen a manifestar cuando cobardemente se crea caos, miseria y muerte en nombre de los derechos humanos y en defensa de nuestra ejemplar democracia?
Porque no salen los 3 millones a denunciar el robo y la explotacion?
Esa es la democracia que defendemos? Esos son los derechos? Defender y vivir nuestra libertad democratica reventando a los debiles, tirandoles alguna ayuda humanitaria para dar la imagen de ser humanos?.....
Yo tomo la frase de J Brel y la adapto a éste contexto con mucha bronca y grito fuerte Yo meo .!! y recontra meo.... sobre esa falsa democracia!!
No era que Cuba es un estado terrorista? Pero como? Si hoy esos mismos monstruos ya estan armando sus sucios negocios fingiendo traer progreso y bienestar! Hijos de su madre..... si eso digo y repito!!! Hijos de su santisima madre que los pario!!
Asi como trajeron la biblia reventando gente, y un indio boliviano en un momento se las devolvio' diciendoles que no la necesitaban ni a sus dioses tampoco, asi se pueden guardar la supuesta ayuda economica que ofrecen! Porque no devuelven lo robado en tantos siglos de saqueo y que Dios los perdone?
Hoy van a reventar a Grecia también!
Hipocritas asesinos.
Yo no necesito ser Charlie, y defiendo la vida, la libertad y los derechos, esos que respetan los derechos de los otros, el resto es puro verso."
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Mi respuesta
Si bien comparto algunas de las afirmaciones aquí realizadas, no creo que esta mezcla de temas sea beneficiosa para transmitir mensaje alguno, en caso de que esa haya sido la intención del autor.
Vamos por partes.
Charly Hebdo ejerce un tipo crítica socio-política basado en el principio anarquista del irrespeto a todo lo establecido (¿el autor de la nota que comento no se presentaba como “anarquista” hace unos días aquí mismo?), en la iconoclasia, en el anticlericalismo, el ateísmo, en la búsqueda de las contradicciones de los políticos. El método que eligieron para hacerlo es el humor gráfico salaz, donde la procacidad, el mal gusto, la vulgaridad y lo escatológico son la esencia misma de sus plumas. Y en esto coincido con el autor este post. La versión local de Charlie es Barcelona. Hay mucha gente que gusta de este tipo de revista. A mí ni Charlie ni Barcelona me atraen, lo que no me impide defender sin “peros” su derecho a existir.
En los años noventa, uno de los redactores “estrella” de Charlie Hebdo, el maestro de escuela y actor cómico Patrick Font, en sus espectáculos unipersonales televisados tenía monólogos donde relataba con minucia y falsa picardía situaciones que daban la sensación de ser relaciones sexuales con niños y, al final, con un brusco cambio en el relato nos hacía “ver” que se estaba refiriendo a otra cosa. Yo mismo lo vi varias veces en la televisión y, cada vez, me dejaba con una sensación ambigua respecto del tema y el modo con que hacía “humor”. Me chocaba profundamente, pero, en esa época yo también me encontraba entre quienes se decían “y bueno, es de Charlie Hebdo” como si pertenecer a una revista satírica diera el derecho a la disimulada apología de un delito aberrante. Por supuesto que hoy no lo pienso así. En 1996, Font fue  condenado a seis años de cárcel por violación de varias de sus alumnas y atentado al pudor de personas sobre las que tenía autoridad. Dicho de manera criolla: seducía y se encamaba con sus alumnas de más de dieciséis años y violaba a los menores. Lo repugnante fue ‒cuando se supo la noticia‒ que el director de Charlie, Philippe Val y su fundador François Cavanna, lejos de escandalizarse por el hecho, se solidarizaron con su situación “hasta tanto se aclarase en los tribunales”, y dijeron que no harían ninguna caricatura de Font como lo habrían hecho con cualquier otro personaje del mundo político o cultural francés sin esperar decisión tribunalicia alguna. Palabras más, palabras menos, recuerdo que Cavanna dijo algo así como “no vamos a agregarle una pena al pobre Patrick que ya tiene demasiadas”. Millares de seguidores de la revista renunciaron a sus abonos y Charlie vive en jaque económico desde entonces.
Yo no comparto el tipo de humor practicado por Charlie. Sin embargo, lo compré aquella vez que se animó a poner en la tapa a Mahoma diciendo ‒respecto de los terroristas islámicos‒ “es duro ser amado por pelotudos”, tapa que me pareció inteligente y, por una vez, didáctica en una Francia donde nadie se animaba a hablar públicamente de las fuentes islámicas del terrorismo. Esa tapa costó varias vidas y fatwas en diferentes partes del mundo, incluido el occidental.
Por la manera en que E. M redactó el post que aquí analizo, deja la sensación de que no le duele el asesinato de los redactores de Charlie ni de las otras personas a manos de gente que se presentó como de Al-Qaeda y del Estado Islámico. Más aún, hace la sugestiva alusión de que, con el drama, Charlie pasó de vender treinta mil ejemplares a “siete millones” como si los redactores hubiesen programado su propio asesinato en masa para lograr una tirada récord. Y agrega cosas como “de la manera más increíble, y fuera de toda lógica humana, estética, de derechos etc”.
Pienso que no es para nada increíble que luego de semejante masacre y atentado contra la libertad de expresión, la gente manifestase su solidaridad con la revista comprándola de manera masiva para evitar su quiebra, cosa que sí entra ‒felizmente‒ dentro de la “lógica humana”. Lo de “fuera de toda estética” es, por lo menos, subestimador: se comparta o no la ideología de Charlie, sus dibujantes eran verdaderos iconos en la gráfica francesa. Es como si en un atentado aquí hubiesen asesinado a Quino, Copi, Fontanarrosa, Trillo y Altuna juntos. Y en cuanto a los “derechos”, Charlie tenía todos los que derivan de vivir en un país republicano, democrático, de constitución respetada y de leyes que garantizan la libertad de expresión, ese feliz logro de la convivencia social a la cual la izquierda reaccionaria execra cuando le afecta, y la exige por altoparlantes cuando considera que le falta. En democracia la regla es así, y todos debemos adaptarnos a ella. Quien se sienta atacado, difamado o injuriado por la libre expresión de los otros, que recurra a los tribunales y se haga indemnizar.
El escribiente del post lamenta que hayan salido varios millones de personas a defenderla de manera pacífica y respetuosa. Pienso que lo grave hubiera sido lo contrario, que pocos se indignasen, porque se trata de uno de los fundamentos de la sociedad en la que los franceses quieren vivir. Es saludable que una población se una y defienda ‒sin degüellos‒ su manera de vivir en libertad frente a una banda de asesinos que ‒lo dicen los testimonios de sus barrios‒ tenían un conocimiento muy elemental, o nulo, del Corán en nombre del cual mataron. Sí, en cambio, tenían eso: ganas de matar, de elevarse la adrenalina quitándole la vida a representantes de una sociedad que recibió a sus abuelos y les dio el trabajo y la vivienda de los que carecían en sus países. La segregación de la que muchos de ellos fueron objeto es innegable y merece otro análisis. Pero, al final de cuentas, se trataba de franceses que mataron a diecisiete connacionales. Y tomemos también en cuenta que en varios países musulmanes, al expresar su apoyo a los asesinos, se manifestó provocando unos quince muertos, en su mayoría musulmanes. O sea: musulmanes mataron a musulmanes para festejar los asesinatos en París y protestar por las nuevas caricaturas del profeta en Francia.
El escribiente del post tiene una frase digna de analizarse con minucia si su intención no fuese tan manifiesta.
Escribe (hago copiar-pegar): “Salen a la calle 3 millones de personas para defender la « libertad de expresion » y manifestar el repudio al terrorismo integrista islamico..... 18 muertos = 3 millones de personas en la calle y 7 millones de Charlie vendidos..... de terror!!”
¿Qué es lo que pretende al mezclar los tres millones de personas (fueron cuatro y medio en toda Francia según la mayoría de los medios) que salieron a defender la libertad de expresión (como buen reaccionario de izquierda el autor del post la pone entre comillas) y, también, a repudiar al terrorismo islámico, con los “siete” millones de Charlie vendidos y terminar la frase con un “¡de terror!”?
Luego de esa primera mezcla, las otras le salen con más facilidad aunque no tengan nada que ver con la masacre de Charlie: la situación de las comunidades de inmigrantes en el conurbano de las grandes ciudades (aclaro que esa realidad la conozco bastante: yo viví siete años en una “cité” árabo-africana donde para tomar el ascensor había que pararse sobre ladrillos a causa del orín, y estoy preparando un artículo sobre esa etapa de mi vida que publicaré en estos días en mi blogspot), el tráfico de droga, la falta de trabajo y tantas otras cosas donde el Estado francés actuó con negligencia a futuro o simplemente con racismo y hoy sufre las consecuencias. Lo mismo en materia de política exterior francesa en cuanto a su participación en ciertos conflictos bélicos y sus alianzas interesadas con países que no respetan los derechos humanos. Son todos temas para debatir uno por uno. Y también por los que deberían salir a manifestar la gente de todos los países. Ahí acuerdo con E.M.
Sin embargo, el reaccionario de izquierda que escribe este post (que se autorotula “anarquista”), termina con una esperable ristra de ironías e insultos a la democracia que lo educó, lo protegió, y gracias a la cual pudo conocer el mundo entero. Frutilla sobre la crema, era esperable también que, como contraposición a lo que analiza, termine sacando del cofre su tesoro mayor y se regocije con la Cuba hambreada y tiranizada por los Castro. Se queja, por ejemplo ¡de que los gobiernos americano y cubano hayan comenzado a tratar la implantación de sociedades yanquis en la isla que darán trabajo, vivienda y comida a los isleños! Se trata justamente de las iniciativas que los cubanos de la calle esperan desde hace decenios para vivir mejor y... ¡ el autor del post llama al acuerdo “fingir traer el progreso y el bienestar”!
¿No hay una enorme contradicción en el planteo de los temas? Cuando eso ocurre, tiendo a pensar que no se apoyan en análisis serenos y realistas, sino en clichés que pretenden acomodar la realidad a lo que uno piensa o le hacen pensar. De ahí el resultado absurdo, repleto de eslóganes e insultos pero de ninguna proposición que tienda a superar las situaciones que parece cuestionar.
Y termina con una frase que, entiendo, resume su confusión y en la que cohabitan buenas intenciones y reflejos reaccionarios (esos que él cuestiona cuando vienen de los otros):
“Yo no necesito ser Charlie, y defiendo la vida, la libertad y los derechos, esos que respetan los derechos de los otros, el resto es puro verso.”
Veamos el texto frase por frase: “defiendo la vida”: sí, salvo la de los quieren expresarse libremente, en este caso los periodistas de Charlie; “la libertad”: quizá, salvo que se trate de la de los cubanos; “los derechos que respetan los derechos de los otros”: menos mal porque él es el ejemplo más claro de vivir en una sociedad que respeta los suyos, entre ellos el de expresar lo que quiera, con o sin argumentos, con o sin caricaturas, con o sin una reflexión serena sobre lo real, con o sin clichés.
Yo celebro encontrarme en la misma sociedad que él aborrece para poder disentir con algunos de sus planteos y no por eso esperar que la policía me toque el timbre o me retire el pasaporte.

13 de enero de 2015

El exitismo dictatorial de la izquierda reaccionaria latinoamericana.


Publico aquí una larga respuesta al exaltado y apologético comentario sobre Cuba de uno de mis contactos en Facebook tras el reciente intercambio de prisioneros entre los EEUU y la isla.
Un buen método para leer los textos de los apologistas no isleños de la dictadura castrista ‒o sea, los simpatizantes de la izquierda reaccionaria que en sus países de residencia gozan de todas las libertades, derechos y del relativo bienestar económico del que carecen los cubanos‒ consiste en desmenuzar cada párrafo y confrontar los gritos de exaltación revolucionaria con los datos de la realidad. 
El tema es de actualidad, y cualquiera puede proponer su aporte.
Este es el mío.

Texto de E. M. en Facebook


“Lo que pienso y defiendo con todas mis fuerzas
Un pueblo desunido y con hambre no espera más de cincuenta años para derrocar a sus gobernantesCuba es un pueblo con enormes necesidades a causa del bloqueo yanqui, un pueblo digno, un pueblo culto y combativo que supo levantarse, un pueblo educado y solidario a nivel mundial a pesar de su pobreza, un pueblo inteligente y anticapitalista, un pueblo revolucionario, un pueblo con ideas, un pueblo imbatible, un pueblo más gigante que Goliat.
La consigna es cierta! Un pueblo unido y combativo jamás será vencido!
El capitalismo busca comerse a Cuba desesperadamente, pero la isla jamás volverá a ser una antro de putas y esclavos, jamás los niños dormirán en la calle, ni morirán abandonados ni vendidos ni explotados en el trabajo, ni humillados ni violados.
No existe sistema perfecto y Cuba tiene los mismos, e incluso más problemas que muchos otros países pero con una gran diferencia y esa diferencia es la dignidad de resistir de pié al coloso americano! Esa es la verdad.
Es bueno antes de hablar al pedo ir a Cuba y caminar y charlar con la gente y verán que hay oposición, hay ideas diferentes y que discuten a los gritos en la calle y otros que reputean contra el sistema como en todos lados y nadie va en cana y hasta los lacayos de siempre putean en las calles y tampoco van en cana! No lo crees? busca en YouTube! y no está subido por el gobierno, está subido por los mismos lacayos que viven en Miami.
Es bueno ir a Cuba sin ese espíritu resentido y lacayo que caracteriza a más de uno y que van solo a ver las necesidades causadas por el bloqueo y echar la culpa al sistema, es bueno ir a Cuba disfrutar la sencillez de la gente, su música y su folclore en vez de ir a ver solamente la ciudad en ruinas, los viejos autos americanos o de mirar el culo a las mulatas pensando que por unos sucios dolares de mierda se las van a c...omprar, no señores, la revolución le dio dignidad al pueblo cubano.
Los que participan y contribuyen a la corrupción existen en todos lados y también los hay en la isla son esos mismos que el Che y Fidel catalogaban y con mucha razón de "comemierdas"
No será fácil combatir al capitalismo de hoy pero tampoco les será fácil comerse al único país que supo mantenerse de pie frente al coloso americano, ya van 56 años de resistencia heroica y todavía hay para otros 56 más y para esa época el imperio estará tambaleando.
Cuba es imbatible por la fuerza de las armas
Cuba es imbatible ideológicamente
Cuba es imbatible por la fuerza de su juventud
Cuba es un ejemplo!
El pueblo cubano está dispuesto y preparado para resistir a hasta las ultimas consecuencias a cualquier agresión
El pueblo cubano cuenta con la ayuda de millones de personas en todo el mundo
El pueblo cubano es dueño de su destino y solamente ellos pueden cambiar el rumbo
Cincuenta y seis años de penurias y siempre de pie!!!
Entiendanlo, Cuba fue esclava solo una vez!”
NUNCA MAS!
Hoy la casa está completa, también ahí el imperio perdió nuevamente su dignidad!”




Mi respuesta (entrecomilleo el texto de E. M)

“Un pueblo desunido y con hambre no espera más de cincuenta años para derrocar a sus gobernantes.”

Se trata de un típico eslogan vendedor de falsedades ‒fácilmente comprable por quienes se niegan a cotejar frases con estadísticas‒, compuesto de términos ideológicamente generalizadores y de formulación contradictoria cuyo mensaje de fondo es desmentido por la historia. 
Al usarse la palabra “pueblo” de esta manera, se está suponiendo una unidad de pensamiento y acción de cientos de miles de personas, que es inexistente. Cuando ‒sobrepasado por la crisis de los refugiados en la embajada peruana y de la huida desesperada desde Puerto Mariel en 1980‒ en un acceso de rabia el dictador Fidel decidió abrir la puerta a los que quisieran irse, 125.000 personas tomaron cuanta cosa flotante pudieron encontrar para escapar del “país libre cual solamente puede ser libre”. Fidel aprovechó la volada para sacar de sus cárceles a 2674 presos comunes y colocar entre los emigrantes a unos cuantos espías que se infiltraron en los medios disidentes en Florida. Sin embargo, sorprendido por la amplitud que tomaba el éxodo, hizo marcha atrás en su gesto de “generosidad revolucionaria” cerrando antes de lo previsto las puertas de salida. Por suerte, hubo al menos esos 125.000 “gusanos” ‒seguramente individualistas repugnantes, aspirantes a burgueses y traidores‒ que lograron recuperar su condición de seres humanos con derecho a la libertad.
Lamentablemente, quienes se quedaron con las ganas de escapar a la miseria y a la dictadura, debieron “balsear” como lo hacen hoy miles de africanos a través del Mediterráneo hacia Italia y España. En el Mar del Caribe, decenas de ellos murieron de hambre, de sed o devorados por los tiburones. O sea que los “marielitos”, sumados a quienes no llegaron a serlo a pesar de sus ganas, más los cientos de miles de cubanos que debieron cerrar la boca durante más de medio siglo para no ir a la cárcel, seguramente no forman parte de la “unidad cubana” a la que aquí se hace referencia. Al usar el término globalizador “pueblo”, se incurre en una mentira aleve.
El caso de los cubanos no es muy diferente a lo que ocurrió en todos los países del Este antes de la caída del Muro de Berlín: poblaciones aplastadas por la represión, unidas sí, más por el temor que por la ideología. De no haber sido así, los tiranos no hubiesen necesitado conculcar la democracia pluripartidaria ya que ciudadanos libres los hubiesen elegido para continuar dirigiendo el país. Esto no quiere decir que los Castro no tengan sus fervientes seguidores acomodados en los ministerios, espiando y delatando a sus semejantes a través de los CDR barriales, o enquistados en las fuerzas militares con los consiguientes beneficios materiales que niegan al resto de los habitantes. Al no existir la democracia en la isla, los dictadores funcionan con la ficción de que “la voluntad popular nos acompaña”. Todavía la escucho decir a Hebe de Bonafini ‒icono indiscutido de la izquierda reaccionaria continental‒ que Cuba no necesita de la democracia porque Fidel garantiza los derechos del pueblo.
Si debiéramos comparar la situación de la isla con la de Venezuela ‒su protectora petrolera cuyos gobernantes se reclaman de los mismos principios y objetivos que los dictadores cubanos‒ podemos constatar una diferencia mayúscula a favor de la segunda: sus autoridades gozan de una legitimidad incuestionable al haber sido elegidas por la mayoría de la población en elecciones cuya limpieza fue controlada por personalidades y organizaciones internacionales confiables. Y los ciudadanos podrán cambiarlas con nuevas elecciones la próxima vez si así lo desean. Los cubanos, en cambio, desde el reinado de los Castro debieron agachar la cabeza ante lo que les impusieron.
Retomo el texto: “Cuba es un pueblo con enormes necesidades a causa del bloqueo yanqui, un pueblo digno, un pueblo culto y combativo que supo levantarse, un pueblo educado y solidario a nivel mundial a pesar de su pobreza, un pueblo inteligente y anticapitalista, un pueblo revolucionario, un pueblo con ideas, un pueblo imbatible, un pueblo más gigante que Goliat”.
Vamos por partes. Cada vez que se aplicó un bloqueo comercial a cualquier país, se castigó a su población y se terminó fortaleciendo a los gobernantes. O sea que no se trata de una maniobra para reivindicar en ninguna circunstancia.
Dicho esto, hay que recordar que durante treinta años la ex URSS y todos los países de su órbita comerciaron con la isla de manera irrestricta. Y muchas empresas europeas y americanas también lo hicieron a través de intermediarios. Perón lo hizo de manera abierta durante su tercera presidencia a pesar de las protestas del Departamento de Estado. O sea que ‒salvando las distancias tecnológicas de la época entre los dos bloques‒ los cubanos hubieran podido acceder aunque más no fuere al nivel mínimo de “confort” que lograron los países del Este si el producto de las ayudas y de los intercambios comerciales no hubiese sido administrado con la ineptitud que demostró el régimen. Esto sin contar que toda actividad comercial privada estaba prohibida, por lo que la gente debió sufrir el racionamiento y las penurias legendarias a la que fuera sometida.

Lo de “pueblo digno”, concuerdo completamente: tras casi seis decenios de opresión y de mordazas, lograron mantener, bajo poncho y esperando mejores vientos, sus ganas de vivir, de hacer música, de bailar y ‒gracias a la única libertad permitida en Cuba, la erótica (si se trata de parejas heterosexuales por supuesto, porque los gays padecieron la segregación del estado castromachista)‒ mantener la salud espiritual que los ayudará a salir a flote cuando la dictadura sucumba de manera definitiva.

Lo de “pueblo culto”, habría que separar dos cosas. Si se habla de alfabetización generalizada, el logro cubano es innegable. Si se habla de “información” ‒tan necesaria para lograr una cultura amplia, enriquecida por la diversidad de fuentes‒ la tiranía liquidó la libertad de expresión y de información, consolidando una educación acrítica dirigida a sostener al régimen, donde la censura de escritores, músicos, plásticos, filósofos y cineastas del mundo entero fue la regla absoluta. Cualquier estudiante secundario o universitario en la mayoría de los países latinoamericanos democráticos, tiene una cultura mucho más vasta que su par cubano, no por ser más capaz ni más inteligente, sino por una razón lógica: es libre de informarse donde le plazca, criticar, viajar e investigar otras sociedades si lo desea.

Cuando el autor del comentario que ahora analizo afirma que el cubano es “un pueblo inteligente y anticapitalista, un pueblo revolucionario, un pueblo con ideas, un pueblo imbatible, un pueblo más gigante que Goliat”, tengo al respecto las siguientes reflexiones.
Seguramente el pueblo cubano cuenta con personas muy inteligentes que, cuando recuperen la libertad, podrán demostrarlo en todos los órdenes. 
Lo de “revolucionario”, es algo que no se puede saber a causa del partido único y de la ausencia de democracia. Sin duda alguna hay miles de cubanos que lo son en el concepto que el castroguevarismo diseñó. 
Lo de "imbatible", es bastante cierto y lo dije más arriba: centenares de isleños se arriesgan a la cárcel señalando sus diferencias, tratando de burlar por todos los medios posibles la censura y buscando superar el miedo. Lo hemos visto con creces en estos últimos años.
Y lo de “anticapitalista” mueve a risa: no debe haber país caribeño en el cual la gente se tire sobre los dólares que llegan por los bolsillos de los turistas y de las remesas enviadas por “los gusanos” desde el exterior como lo hacen ‒justificadamente, por cierto‒ en Cuba. La gente agudiza su ingenio para sobrevivir mediante trabajos clandestinos en todos los rubros imaginables, generando un mercado paralelo al del régimen ‒muy limitado debido a la escasa disposición de bienes e insumos de intercambio‒ para conseguir las pocas cosas que sólo obtienen los burócratas del partido. El “anticapitalismo” del que se habla aquí, es exactamente como el anticapitalismo chino mientras se mantuvo maniatada a la población. Miren si no lo que ocurre hoy con la actividad comercial del país “comunista”. Y ni hablemos de Rusia. A partir del momento en que la tiranía afloje la soga al cuello de los isleños, veremos adónde los conducirá el “anticapitalismo del pueblo cubano” del que aquí se habla.

Eso de que “Un pueblo unido y combativo jamás será vencido” es un eslogan tan heroico como falso. Pueblos muy unidos fueron vencidos, más que nada, por inferioridad tecnológica militar. Los ejemplos sobran, partiendo de la misma invasión de nuestro continente en la que unos pocos cientos de genocidas españoles doblegaron y espoliaron a los varios millones de habitantes originarios durante siglos, al punto de cambiarles a millares de ellos la lengua, la religión y anularle buena parte de sus tradiciones.

Pero lo más odioso del comentario que aquí contesto ‒cuya insensibilidad me deja duro de sorpresa‒ es cuando sostiene que “la isla jamás volverá a ser un antro de putas y esclavos, jamás los niños dormirán en la calle, ni morirán abandonados ni vendidos ni explotados en el trabajo, ni humillados ni violados”.

La afirmación de que Cuba “no volverá a ser jamás un antro de putas”, es un insulto a las cubanas, porque supone que la mayoría de ellas lo eran durante la dictadura de Batista, y eso es una mentira escandalosa. No hay más que googlear el tema en Internet y se verá que varios países caribeños eran visitados tanto por norteamericanos, europeos y sudamericanos a causa de su vida nocturna y la prostitución. No solamente Cuba. Estudios, estadísticas y análisis de diferentes niveles de seriedad que sobre el tema pueden encontrarse en Internet (aprovechemos para usarlo: los cubanos lo tienen prohibido y las raras conexiones existentes tienen “temas” bloqueados), coinciden en que hoy la isla figura entre los principales centros de turismo sexual de Latinoamérica. En la mayoría de estos estudios, el primer puesto corresponde a México , y el cuarto, a Cuba. Las agencias turísticas del mundo entero ofrecen estadías eróticas en la isla y el turismo pedófilo se acrecentó de manera ignominiosa en los últimos años. Por eso mismo se sabe que son los canadienses los más ávidos de relaciones sexuales pasajeras con cubanas y cubanos.
Turismo sexual no quiere decir turismo prostibulario aunque en Cuba haya de los dos. Normalmente, el turista sexual “se ofrece” una muchacha o adolescente que no busca otra cosa que disfrutar del aire acondicionado o del confort de una noche en un hotel; cenar en los restaurantes para turistas o recibir alguna prenda para vestir de regalo. ¿Son putas? Por supuesto que no: son muchachas y chicos ahogados por las carencias de las cosas elementales que la mayoría de la gente de su edad puede procurarse en casi todos los otros países del continente, salvando situaciones extremas como, por ejemplo, la de Haití. También es tentador el contacto con los extranjeros, esa gente que puede viajar y que les hace soñar con ese confort material mínimo que los burócratas del régimen se reservan para ellos.
Las fotos de adolescentes y de menores colgadas/os del brazo o besando la boca de turistas casi ancianos/as pero que pueden ofrecerles un “día diferente”, es el resultado de la miseria a la que los sometió el castrismo.
Y están también quienes ‒hartos de penurias‒ se encuentran en situación de prostitución. Quiebra el corazón ver esos videos que los particulares suben a Youtube y los muestra regateando precios en dólares en el Malecón. ¿Ésa era la intención de Castro y sus apóstoles cuando propusieron construir una sociedad mejor? Seguramente no: fue la ineptitud administrativa, la corrupción, el abuso de autoridad, la soberbia, el espíritu mesiánico que los animó y la imposición a sangre y fuego de una ideología que arrasa con las libertades del individuo y que usurpa el futuro de generaciones enteras a las que no se les preguntó si era eso lo que deseaban. Pero el resultado está ahí, y quien se hace el ciego que cargue la canallada en su consciencia: en la Cuba de hoy, hay más prostitución que en la época de Batista. Posiblemente cada uno de nosotros tenga más de una persona de nuestro entorno que visitó la isla y que puede dar fe de esta situación por haberla “aprovechado” o por haberla presenciado.

Y eso de que no hay esclavos en Cuba, es una metáfora miserable que los de la izquierda reaccionaria no dudarían en señalar como escandalosa si la situación se produjese en otro país latinoamericano: los cubanos cobraban en 2013 un promedio 471 pesos mensuales (20 dólares), según lo afirmado en un discurso por el mismo Raúl Castro. Si trabajar todo el mes para cobrar lo que normalmente es una propina dejada por un turista a un cubano autorizado a trabajar como mesero o personal de servicio en los hoteles de la isla (para extranjeros, por supuesto, pues el gobierno del país “libre cual solamente puede ser libre” no se lo permite a sus habitantes) no es esclavitud, pues habría que inventar un término que defina esta abyección.
Insisto: esa situación en Guatemala, en el norte argentino o en Paraguay sería rotulada ‒¡con mucha razón!‒ por el militante de la izquierda reaccionaria, como esclavitud. Pero jamás osaría hacerlo al referirse a Cuba, con el argumento de que si el objetivo es el Hombre Nuevo que pregonaba el Che, la esclavitud presente del pueblo es, al final de cuentas, salvífica. Con una sola condición, por supuesto: que deban soportarla los isleños y nunca él en su propio país.
¿Cómo pudo el escribiente de esta apología castrista sostener entre signos de admiración que con el oprobioso sistema actual “jamás los cubanos serán explotados ni humillados en el trabajo”?

Ojalá no se equivoque el firmante al prometer que “jamás los niños dormirán en la calle, ni morirán abandonados ni vendidos”, realidad que aprieta la garganta en Argentina, Francia, los EEUU y en muchos otros países y de la cual nadie se vanagloria. Si eso no ocurre actualmente en Cuba y la tiranía tarda en pasar a cuarteles de invierno, me temo que semejante grito de optimismo se convierta ‒como todos los que se alzaron con el puño izquierdo en alto‒ en un eslogan cínico aunque tenaz.

El broche de oro del comentario que analizo, es un largo párrafo que dice “Es bueno antes de hablar al pedo ir a Cuba y caminar y charlar con la gente y verán que hay oposición, hay ideas diferentes y que discuten a los gritos en la calle y otros que reputean contra el sistema como en todos lados y nadie va en cana y hasta los lacayos de siempre putean en las calles y tampoco van en cana! (…) Es bueno ir a Cuba sin ese espíritu resentido y lacayo que caracteriza a más de uno y que van solo a ver las necesidades causadas por el bloqueo y echar la culpa al sistema, es bueno ir a Cuba disfrutar la sencillez de la gente, su música y su folclore en vez de ir a ver solamente la ciudad en ruinas, los viejos autos americanos o de mirar el culo a las mulatas pensando que por unos sucios dólares de mierda se las van a c...omprar, no señores, la revolución le dio dignidad al pueblo cubano”.

Primero: lo de “discutir a los gritos en la calle sus ideas” sin que a nadie le pase nada, que se lo cuenten al esposo de la periodista disidente Yoani Sánchez, que la semana pasada quiso intervenir en el montaje callejero de la artista cubana Tania Bruguera titulado "Tribuna pública", que planeaba colocar un "micrófono abierto" donde cualquier persona podía decir lo que pensara durante un minuto. El montaje fue prohibido y el marido de Yoani junto a varios otros terminaron presos en el país “libre cual solamente puede ser libre”, y liberados gracias a un rápido reclamo internacional. 

Segundo: aquello de que “antes de hablar al pedo hay que ir a Cuba y hablar con la gente”, es propio del turista que llega con dólares a un país hundido en la miseria y que disfruta de lo que los isleños carecen: de libertad, de comer normalmente, de la posibilidad de viajar ‒que sólo posible en Cuba desde hace pocos meses a condición de tener dinero para salir del país y firmar un compromiso de regreso‒, y que cierra los ojos a dramas como la prostitución infantil y adolescente por causa de miseria, y que, además, se permite alzar el dedo al cielo para generalizar en tres o cuatro gritos histéricos lo que piensa “el pueblo”. Conozco a varios energúmenos de esta laya que ‒tras haber pasado un par de semanas en algún lugar del mundo‒ se convierten en sociólogos, historiadores, politicólogos y filósofos del lugar visitado.
Y agrego mi comentario final tras cada frase con que cierra esta apología de la tiranía castrista el reaccionario zurdo que goza de la libertad de tomarse el avión en cualquier momento para abandonar el “paraíso” caribeño:

“Cuba es imbatible por la fuerza de las armas”. Si comprendí bien el sentido de esta afirmación, yo ruego por que las armas no vuelvan a hablar en Cuba y sí el voto libre y secreto. Dado que el régimen está muy cerca de morir por decrepitud, que no caiga ni una sola gota más de sangre cubana hasta ese momento.

“Cuba es imbatible ideológicamente”. Disiento con semejante sentencia. El socialismo estalinista que imponen en Cuba ‒y que provocó en otros países las matanzas más grandes desde la Segunda Guerra‒ tras la caída del Muro de Berlín y de toda la ideología totalitaria que nació con la Revolución Rusa, sólo quedan dos países aferrados a tamaña aberración: Cuba y Corea del Norte. Los otros del bloque del Este que lo sufrieron durante decenios, terminaron por abandonarlo o, como China, están en vías de diluirlo abriéndose a las leyes del mercado aunque conservando aún la dictadura política. 

“Cuba es imbatible por la fuerza de su juventud”. Completamente de acuerdo: son los jóvenes cubanos de hoy quienes condenaron el sistema a muerte. Cuando este caiga, la tapa de la olla podrida se alzará y se hará luz sobre lo ocurrido intramuros durante sesenta años. En ese momento, esperemos que una verdadera Justicia investigue y sancione a los tiranos supervivientes por los delitos que hayan podido cometer.

“¡Cuba es un ejemplo!”. También completamente de acuerdo: es un ejemplo a estudiar con minucia para no repetir la historia en ninguna parte del Planeta.

“El pueblo cubano está dispuesto y preparado para resistir a hasta las últimas consecuencias a cualquier agresión”. Eslogan guerrero que sale de la garganta de los funcionarios de la dictadura y de los loros reaccionarios que les hacen de parlantes. Nadie plantea agredir a Cuba militarmente, sobre todo ahora que el sistema totalitario se está viniendo abajo por su propia putrefacción.

“El pueblo cubano cuenta con la ayuda de millones de personas en todo el mundo”. Otra vez de acuerdo: en todo el mundo se apoya al pueblo cubano para que recupere las decisiones sobre su devenir y se lo libere del yugo castrista. A lo que se repudia y no se apoya es a los dictadores que lo someten.

“El pueblo cubano es dueño de su destino y solamente ellos pueden cambiar el rumbo”. Eso espero: que pueda expresarse y cambiar el rumbo o continuarlo como hasta ahora si así lo desea, pero por decisión democráticamente tomada.

“¡Cincuenta y seis años de penurias y siempre de pie!”. Claro que sí: lo está demostrando cada día que pasa. Los Castro no lograron hundirlo de manera definitiva. Las mujeres de blanco luchan, mucha gente se anima a decir lo que piensa, comienzan a escribirse canciones que no son laudatorias de la tiranía…

“Entiendanló ¡Cuba fue esclava solo una vez! NUNCA MAS!”. Seguramente: la esclavitud que soporta desde mediados de los sesenta (ya que los primeros años fueron de expectativa por la promesa de una sociedad mejor como lo fuera el cristianismo en sus orígenes), hará que la mayoría de los cubanos impida otra aventura totalitaria. Si nosotros, los argentinos, logramos salir de nuestra dictadura genocida y ya llevamos 31 años de democracia, nada hace pensar que los isleños no puedan también lograrlo.

Y finalizo mi intervención con una especulación: vaticino que, en breve, la izquierda reaccionaria continental saldrá a pedir el Nobel de la Paz para Raúl Castro por ‒tras sesenta años de tenerla cerrada‒ haber al fin entreabierto un poco la reja.
Finalmente ¿por qué no? ¿Acaso no se lo dieron al vietnamicida Henri Kissinger, a los guerreros Anwar El Sadat, Menahem Begin, Yaser Arafat, Isaac Rabin, Shimon Peres y al racista sudafricano Frederik Willem de Klerk?
Y conste que no agrego a Barak Obama porque cuando se lo otorgaron, en 2009, aún no era un presidente invasor.

Los "pero" con que se justifican las masacres de París.

Aún aturdido por el fusilamiento de los redactores de Charlie Hebdo y el atentado en el supermercado judío de la Porte de Vincennes, escribía mis reflexiones sobre las reacciones que estas masacres provocaran en gente “de izquierda”, cuando caí, por casualidad, en este análisis que el español Gerardo Vilches publica en su blogspot.
Dado que comparto su estupefacción, me permito copiar todo su artículo como prólogo o adelanto de los varios que siento urgencia de escribir porque el tema me llega a la médula: viví 25 años en París y sus alrededores, soy naturalizado francés, residí en una de las “cités” más conflictivas de Francia de predominancia musulmana tanto del Maghreb como del África subsahariana, y fui docente varios años en la Universidad de Saint-Denis, que tiene una altísima matriculación de alumnos de confesión musulmana que viven en Francia o bien cursan allí sus estudios. Como docente participé en eventos interculturales y en comisiones universitarias de investigación sobre temas árabes y africanos, lo que me llevó a un intercambio que hoy me permite aportar mi punto de vista -abierto al de todos quienes participen en el debate- para la comprensión de lo que está ocurriendo.
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PERO. Artículo de Gerardo Vilches, visible en
http://thewatcherblog.wordpress.com/
PERO. En los últimos cuatro días he leído demasiadas veces esa palabra. Normalmente introduciendo una adversativa tras una declaración de buenas intenciones de perogrullo. «Condeno el uso de la violencia PERO». «Estoy a favor de la libertad de expresión PERO». Hablo, claro, de las reacciones al atroz, terrible crimen que varios terroristas cometieron en París y que acabó con las vidas de diecisiete personas, entre ellas cinco dibujantes de la revista Charlie Hebdo, blanco del ataque. En un primer momento, cuando sucedió, me quedé completamente bloqueado. Incapaz de reaccionar, ni mucho menos de escribir sobre lo que había pasado. No quería escribir en caliente, no quería decir cosas en público de las que luego pudiera arrepentirme. Quería tener cierto duelo antes de hablar, porque el dolor en ocasiones no es buen consejero. Y esto me ha dolido muchísimo. Necesitaba distancia y cierta reflexión. Por desgracia, fui de los pocos que pensó así.
Desde el instante siguiente al ataque las redes comenzaron a llenarse de opiniones de personas que resultaron ser expertas en el Islam —aunque confundieran árabe con musulmán; pequeños detalles sin importancia—, en libertad de expresión, en geopolítica en general y en la historia de laCharlie Hebdo en particular. Y así, junto a la farsa habitual y esperable —medios que llevan años secuestrados por intereses políticos y económicos diciendo que ellos también son Charlie, el gobierno deRajoy haciéndose cruces mientras aprueba la Ley Mordaza— he asistido con pena y rabia a un desfile de opiniones lanzadas desde la izquierda, o desde cierta izquierda, o desde ciertas personas de izquierda.
Pienso que hay, en ciertas personas, una necesidad de disentir casi patológica, de ir más allá de la mayoría, incluso de los de su cuerda, de ver lo que nadie ve, de querer ser más papista que el papa: de ser más izquierda que nadie. Normalmente esto conlleva una seriedad exagerada, un ansia de trascendencia que deviene en una superioridad moral tan dañina como la de la derecha más tradicional. Desde arriba, nos juzgan y señalan nuestros pecados. Y se pasan, claro. Creo de veras que cierta izquierda, en esa especie de carrera por ver quién es más abierto, tolerante y respetuoso, han acabado dando la vuelta completa y cayendo en cierto tipo de conservadurismo. Es lo que ha sucedido estos días en torno a Charlie Hebdo.
Obviamente muchas de esas personas ni siquiera conocían la revista previamente. A partir de cuatro portadas que satirizaban el Islam se han formado una rápida opinión para desmarcarse de la corriente y descubrirnos que ahora lo verdaderamente de izquierdas es censurar y poner límites, porque, claro, Charlie Hebdo es una revista islamófoba. Porque satiriza el Islam. Da lo mismo que durante sus cinco décadas de historia hayan disparado a todo y a todos, da lo mismo que tengan multitud de portadas y chistes donde arremeten contra otras religiones, incluyendo la católica. Da lo mismo que hayan cargado abiertamente contra la derecha y contra las políticas xenófobas de la misma, da igual que varios de los dibujantes sean de origen árabe. Han visto una imagen en la que han detenido la mirada tres segundos y eso es suficiente para sentar cátedra.
Criticar el Islam es racista y xenófobo, dicen. Es una falta de respeto innecesaria a las creencias de unas personas. Ok. Supongo entonces que toda esa gente se sentirá fatal cuando Mongolia ridiculiza las creencias de los católicos españoles. Pero no, por supuesto. A esas personas de izquierda les parece bien eso, les parece bien la crítica sin límites a nuestras tradiciones, entienden que eso es progresista, y de hecho ponen el grito en el cielo con cada condena de nuestra deficiente legislación a un humorista. Porque, dicen, la libertad de expresión es sagrada. Cómo ha cambiado el cuento en tres días. De repente, las mismas personas que seguramente compartirían entusiasmados viñetas de El Papus de los años setenta cargando contra la Iglesia, los mismos que quizás sin saber su procedencia hayan aplaudido antes alguna portada de Charlie Hebdocrítica con Franco— por ejemplo—, nos dicen que libertad de expresión sí PERO.
Nos estamos equivocando terriblemente. En serio. Si ése va a ser el discurso, si la izquierda va a ser así, perdón pero yo me bajo. Esto no es ser de izquierdas, o al menos no es la idea que yo tengo de ser de izquierdas. Primero: la oración «Estoy a favor de la libertad de expresión» debe ser simple y terminar con un punto. No admite matices. Si los tiene, entonces ya no es libertad. Si consideras que una cosa es la libertad de expresión y otra faltar al respeto, entonces no has entendido absolutamente nada. La libertad de expresión incluye la posibilidad de faltar al respeto. Porque si tenemos que respetar las creencias, entonces tenemos que respetarlas todas; incluso las absurdas o las que sólo sostiene una persona. Lo cual equivale a decir que no podemos reírnos de nada. Pero si la cuestión es que alguien considera que no puede satirizarse una religión porque es la que profesa un pueblo oprimido, entonces vamos todavía peor. Primero, por el paternalismo etnocentrista de quien está intentando ser más tolerante y multicultural que nadie. Y segundo, porque precisamente es la versión dura de esa religión la que está oprimiendo a millones de árabes. Musulmanes o no, religiosos o no. Estáis errando el tiro: no es con el radicalismo y el fanatismo con el que debéis ser tolerantes. No son «sus costumbres»; es un sistema de control totalitario y asfixiante que está matando, sobre todo, árabes. Que oprime a las mujeres, que castiga la disidencia, que tortura. Que hace todo lo que aquí hemos luchado, desde la izquierda, por erradicar. Y ahora, por no querer pecar de lo que con acierto denunciáis en la derecha, por no dar pie a que nadie dude de vuestro respeto a otras culturas, estáis comulgando con ruedas de molino. Ruedas de molino peligrosas, además. Y se cae en una esquizofrenia cultural llamativa: se defiende el velo porque las monjas también llevan la cabeza cubierta y al mismo tiempo se critica la iglesia católica por relegar a las mujeres a ese rol. Se exige el laicismo para nosotros pero se respeta el integrismo para ellos. Sólo que ya no hay un nosotrosseparado de un ellos. No me extiendo aquí porque me faltan conocimientos y porque precisamente ayer leí, vía Pepo Pérez, este artículo de Ilya U. Topper al que os remito, porque creo que expone la cuestión con claridad cristalina.
No es una cuestión cultural. Se trata de opresión y tiranía. Y, creedme, a nadie le gusta ser oprimido. Pensaba que eso sí lo teníamos claro. Si ante la prohibición de dibujar a Mahoma la respuesta es no dibujarlo, entonces han ganado los opresores. «¿Por qué molestar?», se preguntan algunos; «De acuerdo, a favor al cien por cien con la libertad de sátira deCharlie Hebdo, pero si sabían lo que podía pasar, para qué arriesgarse?». El argumento del miedo me apena más incluso que el anterior, que más bien me cabreaba. «¿Qué necesidad hay de provocar? Hombre… seamos juiciosos». Tanto darle vueltas a los límites del humor y de la libertad de expresión para llegar a la conclusión de que el límite está en las pistolas. Así de triste. Di lo que quieras pero si te pueden pegar un tiro, cállate. Esto no me lo estoy inventando, ni estoy haciendo parodia: son comentarios que se escuchan y leen en estos días, dichos por gente supuestamente tolerante y abierta. «Se lo han buscado», «Ya sabían el riesgo que corrían». El argumento de ser tolerante con la intolerancia porque las consecuencias pueden ser sangrientas es, lo voy a decir claro, aterrador. Supone una derrota absoluta, en mi opinión, de unos valores y una ideología que debería buscar todo lo contrario: la valentía, el arrojo, la lucha por lo que se cree. Si nos metemos con unos porque no nos ponen bombas pero con los que sí lo hacen nos callamos, hemos perdido. Y ellos han ganado. Es un argumento que, tristemente, he tenido que ver cómo sostiene alguien por lo general tan lúcido como Joe Sacco, que para mi sorpresa toma la parte por el todo y se cuestiona si no tendríamos que respetar la exigencia de unos fanáticos para no molestar a millones de personas.
Pero, ¿sabéis? Quizás la pregunta sea lícita. Hablamos de vidas, es cierto. Hemos vivido días terribles. Charb, Cabu, Honoré, Tignous yWolinski han muerto por dibujar. Otras doce personas ha sido igualmente asesinadas, supongo que, según los que intentan justificar en alguna medida lo que ha sucedido, por pasar por allí. Los cinco dibujantes habían «provocado»; ¿qué había hecho el resto, según los que argumentan con esos PEROS? Da igual, no quiero entrar en eso. Quiero hacerme preguntas.
¿Por qué se arriesgaron? Es cierto. ¿Por qué se arriesgaron a dibujar a Mahoma si sabían que los podían matar?
¿Por qué El Papus se reía de la ultraderecha si sabían que les podían poner una bomba?
¿Por qué negarse a pagar el impuesto revolucionario a ETA si sabes que te pueden pegar un tiro?
¿Por qué exigir democracia si te pueden torturar en una comisaría?
«Por qué los negros pedían derechos si sabían que el Ku Klux Klan acechaba?
¿Por qué no se quedaron en su casa Martin Luther King, Nelson Mandela o Malala Yousafzai?
¿Por qué hablar, por qué arriesgarse?
La respuesta es sencilla: porque nadie más lo hacía.
Mientras los demás sucumbían al miedo o eran víctimas de su propia confusión, los autores de Charlie Hebdo no cedieron. No se dejaron silenciar por la violencia, no rebajaron ni un ápice su sátira feroz contra quienes pretenden oprimir y recortar la libertad. No dejaron nunca de ser dignos de una tradición satírica profundamente francesa, que hunde sus raíces en el siglo XIX, en las figuras de autores como Honoré Daumier: tal vez él también debería haberse abstenido de caricaturizar el rey, y se habría ahorrado la cárcel.
El humor es libertad absoluta. El humor ofende, por supuesto que ofende. Para eso está. Para señalar al poderoso, para denunciar la injusticia, para gritar allí donde los demás callan. Para jugársela, por todos nosotros. También por los que tuercen el gesto, también por los que opinan que va «demasiado lejos». Ahora todos son Charlie Hebdo. Pero no es cierto. La mayoría callamos mientras ellos se la jugaban, mientras se ponían conscientemente en el punto de mira porque lo contrario era la derrota que, tal vez, estemos viviendo estos días. Hago mías las lúcidas palabras de Isaac Rosa en el homenaje de Orgulo y satisfacción: «“Yo soy Charlie”, repetimos todos estos días. Pero qué va. Charlie eran solo unos pocos, los que se jugaron la vida». Así es. No soy Charlie, no me atrevería a decir que lo soy, porque no tuve el valor de hacer lo que ellos hicieron. Ahora, lamentablemente, tenemos que asistir al juicio desinformado a su labor por parte de quienes se dicen defensores de la libertad. Y tenemos que ver cómo una ultraderecha a la que siempre atacaron capitaliza su tragedia, y cómo gentes que querrían prohibir la sátira contra sus creencias proclaman la libertad de expresión para criticar las de enfrente.
No hay que estigmatizar a quien elige no jugársela. Pero tampoco podemos criminalizar a quien sí tiene el valor para ello, porque es perverso. Y quiero decir para terminar que estoy lleno de dudas. Cada vez más. Y que por eso me asombra que muchos tengan perfectamente claro y ordenado el mundo en su cabeza y puedan juzgar con tanta alegría unos hechos y a unas personas desde el minuto uno. Me maravilla tanta certeza en un mundo tan complejo; ojalá yo tuviera tanta seguridad ideológica, ahorra muchos disgustos. Pero sí creo tener algo claro: como sociedad no podemos ceder. Si lo hacemos, si dejamos de hacer humor no ya para no herir susceptibilidades, sino para que no nos vuelen la cabeza, esto no terminará nunca. Será la mayor victoria del terror, y el mayor fracaso de todos los que queremos libertad, de cualquier parte del mundo. Y será el peor favor que hacerles a los millones de árabes que son las primeras víctimas del fanatismo, por añadidura. Pero no puedo ser optimista. No con lo que estoy presenciando. La corrección política es peligrosísima; no sabéis cuánto. Deviene en un nuevo conservadurismo que rápidamente se volverá en nuestra contra. Ya lo está haciendo.
Charlie Hebdo: gracias. Lo siento. No os merecéis las balas; tampoco os merecéis tanto PERO.

HAY QUE CORREGIR UNA DESINFORMACIÓN FUNDAMENTAL EN CUANTO AL SEMANARIO CHARLIE HEBDO.

Millares de tuits, post, artículos y comentarios en diferentes medios ignoran (o, lo que sería peor, tratan de esconder) que el semanario satírico francés ha tomado por blanco de sus ironías a TODAS las religiones existentes y no solamente al Islam. También o hizo con partidos políticos de izquierda, derecha centro y aprovecharon cuanta ocasión se le presentara para darle con un palo a quien fuere: deportista, polemista, artista, actor, religioso, presidente...

Las contradicciones del mundo musulmán eran sólo un tema entre los miles que abordaron desde su primer número. Para decirlo en argentino: se cagaron en Dios y en María Santísima sin ningún prejuicio ni límite, con un estilo agresivo que fue el elegido por su redacción.

En un país donde la libertad de expresión es una regla sagrada (¡por favor no se pierdan las tapas que hicieron con el presidente Hollande y sus amantes!), hay que aguantarse la posibilidad de ser tomado por blanco de estas publicaciones puntiagudas que -tampoco seamos angelitos- al cagarse de risa de todo y hacer del irrespeto un trono, logran tiradas semanales económicamente muy rentables.

Aquí les hago una selección de estas tapas y, si cabe, algún comentario o traducción. Verán que no se salva nadie. Y, quien se siente agraviado, debe recurrir a los tribunales (les llueven juicios por difamación, injurias, expresiones supuestamente racistas, etc) y de ninguna manera a la Kalachnikov. Sobre todo, debe tomar conciencia de que se trata de una revista francesa publicada en Francia: sería el colmo que ciudadanos de otros países quieran silenciarla con el pretexto que fuere.

Por algo se autorotulan “un diario irresponsable”.

Comenzamos con esta tapa elocuente que dice: "el humor se inventó con aceite y con fuego".


Miren el ataque virulento del que es objeto el cardenal Andrés Ving-Trois, arzobispo de París. El texto dice: "Monseñor Ving-Trois tiene tres papas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo" con un dibujo del Padre sodomizado por el Hijo, y el Hijo por el Espíritu Santo.



En esta otra tapa, el texto dice: "El punto G no existe", y una de las mujeres en burka dice "tenía una duda"


 ¿Y este dedicado a la ex mujer del presidente Hollande? El texto dice "Valerie anda un poco mejor"



Miren esta otra caricatura dedicada al nacimiento de Jesús.



 ¡Dios no existe!" reza el título al cual responden un rabino, el papa y un imán.



¡Y miren esta del papa Francisco durante su viaje a Río de Janeiro. El texto dice "estoy dispuesto a todo para atraer clientes"


 En esta, Ratzinger, tras la renuncia dice aliviado: "al fin libre" y se tira en los brazos enamorado de un guardia suizo.


Aquí dice: "¡al inodoro todas las religiones!"


Esta otra es fuertísima: tras el escándalo con la empleada del Sofitel, el sexo del socialista Dominique Strauss-Khan dice: "a mí me paga el UMP" que es el partido conservador de Sarkozy. Su puede decir lo que se quiera sobre el contenido, pero el ingenio humorístico es evidente.



Y en la época de la discusión sobre el velo femenino en Francia, un rabino, un judío y el Papa dicen "A quien hay que cubrir con el velo es a Charlie Hebdo!"

 Y esta otra es violentísima a propósito de la denuncia de un obispo pedófilo. El papa Ratzinger le aconseja que "se haga el zonzo como Roman Polansky". Recuerden que el director americano debió abandonar los EEUU a causa de las acusaciones de pedofilia que cayeron sobre él.


 Aquí se ve al mismo director de la Revista Charlie, Charb, besándose babosamente con un musulmán luego de haberle ganado (Charb) el juicio que una asociación musulmana le hiciera por incitación al racismo.


Aquí se lo ve al actor Gérard Depardieu, que acababa de emigar a Bélgica para pagar menos impuestos. El texto dice "¿puede Bélgica recibir todo el colesterol del mundo?", en referencia a los kilos de más del actor.

Esta tapa reciente es increíble. En ella se ve a los padres del número dos del homofóbico Frente Nacional, Philppeaux, que comentan "el deschave" que hizo la revista Closer, sobre la homosexualidad de su hijo fotografiado de la mano de su novio. Los padres dicen: "¡No sabíamos que nuestro hijo era de extrema derecha!"


En esta otra se ve a un cura pedófilo de una escuela privada que le dice al niño: "Si sos atento conmigo te llevaré a ver la manifestación contra los putos" (en referencia a las movilizaciones contra el matrimonio homosexual).

Y en esta, cuando -otra vez- la revista Closer reveló los amores clandestinos del presidente Hollande con Julie Gayet- el sexo de Hollande dice "yo, el presidente..."


Aquí, en plena ola antisemita en Francia, el texto dice: "Charlie Hebdo echa a los judíos de su redacción" y ellos les responden que sin su presencia las ventas de la revista bajarán. Aclaremos que varios de los redactores de Charlie eran -y son- judíos.


Y esta fue durante las discusiones sobre si se autorizaba o no a las deportistas musulmanas a llevar el velo durante las competiciones. Se ve a Batman -a quien se le sale un testículo por la manga del pantaloncito- y una de las corredoas le grita "¡Farida, se te ven los güevos!". En aquel momento algunos sostenían que con la mujeres veladas, podían competir hombres en su lugar sin llamar la atención.


Aquí, el título dice: "Sarkozy saluda al sucesor de Kadafi". Y el distribuidor de nafta le dice a Sarkozy "eso no es mo mano, sino mi pija".


Durante las últimas elecciones legislativas, Marine Le Pen speraba que su ultraderechista Frente Nacional ganara tres asientos entre los diputados. Aquí cambiaron los asientos por torretas de los campos de concentración nazis.



En esta se muestra a un legionario francés en Mali sodomizando una cabra. Él dice "un papá, una cabra" y ella aclara "y no un papá con un chivo"


 Esta fue muy fuerte de cuando se discutía la prohibición de usar la burka en la calle. El título dice: ¡Sí a la burka! y la muchacha árabe agrega: "pero adentro"


Cuando murió Jackson, la revista dijo: "¡Al fin blanco!"


Aquí se ven a los periodistas de todas las revisas "people" de Francia espiando la alcoba presidencial por el / los agujeros de la cerradura.


 ¡Ni el Che se salvó al grito de "viva la derecha"!


Y cuando Sakozy cumplió dos años de presidencia, Charlie realiza un homenaje a los lameculos del presidente...


Esta tapa corresponde a la época de la discusión de la ley por la unión civil de parejas del mismo sexo. El título dice "La unión sagrada de las iglesias" Y la pancarta de los manifestantes dice "abajo los homosexuales".


 "Para evitar la sobrepoblación hay una única solución"


En la época de un ligero resurgimiento de la actividad religiosa en Francia, el título dice "Jesús vuelve". Y Hitler agrega: "yo también"



Y una última de la época de Pinochet en Chile: título: "Chile, Grecia, el ejército tortura, el orden reina"


¿QUEDA CLARO QUE CHARLIE HEBDO NO "SE LA TOMÓ" CONTRA LOS MUSULMANES SINO QUE IRONIZAN Y CHICANEAN CONTRA LOS QUE SE LES OCURRA? 
Pero no por esto judíos ni católicos, ni homosexuales, ni personajes públicos masacraron sus periodistas. 
Tampoco vamos a decir hoy que sí lo hicieron los musulmanes: EL FUSILAMIENTO LO REALIZARON FRANCESES DE ORIENTACIÓN EXTREMISTA MUSULMANA.